El excelente comportamiento de valores tradicionalmente refugio desde el estallido de la burbuja tecnológica -autopistas, distribuidoras de gas y electricidad, tabaqueras y constructoras- hace que dejen de ser alternativas claras, incluso algunos apuntan cierta ‘exuberancia irracional’.
Tras el estallido de la burbuja tecnológica todas las recomendaciones agresivas de analistas y expertos de mercado se convirtieron en conservadoras y volvieron a esgrimir que lo importante era seleccionar valores con ingresos recurrentes, mucha visibilidad en la continuidad de su negocio, y, sobre todo, una elevada rentabilidad por dividendo.
La consigna de toda recomendación era retornar a los valores refugios de infertilidad. Sin embargo, después de denostar las apuestas de crecimiento, las compañías de tecnología, de telecomunicaciones, energéticas con elevadas deuda y bancos con grandes inversiones en países latinoamericanos “a lo mejor lo que está ocurriendo en bolsa es que se está produciendo una burbuja entre los valores refugios”, se pregunta Nicolás Fernández, responsable de análisis Ibersecurities.
Esta idea comienza a ser compartida por distintos responsables de inversión que en los últimos años se han decantado por determinados valores refugio por la seguridad de que la rentabilidad por dividendo de este tipo de títulos es más interesante que la de la renta fija haciendo el trabajo desde casa . “Si recomiendo acciones de REE no me preocupa una subida de los tipos de interés por la elevada deuda que tenga la compañía –2.900 millones de euros tras la adquisición de la red de transporte a Iberdrola–. Me preocupa porque al elevarse el rendimiento del bono, la rentabilidad por dividendo ya no será el elemento determinante para recomendar entrar en el valor”, explica Víctor Peiró, responsable de análisis de Caja Madrid Bolsa.
La rentabilidad por dividendo de los títulos de REE estimada para 2005 se encuentra en el 3,67%, mientras que el bono está en el 3,75%.
Definir qué es un valor refugio es algo intangible, pero sí que es cierto que hay títulos muy concretos que se han destapado como valores que pueden poner en su tarjeta de presentación seguridad en bolsa.
Es el caso de REE, Ferrovial, Metrovacesa, Altadis, Enagás y Abertis, que prácticamente han duplicado su precio en bolsa desde el estallido de la crisis.
La cuestión ahora es saber si en los precios actuales estos títulos siguen siendo un refugio o hay elementos para pensar que cierta burbuja se ha trasladado a ellos.
REE, en cinco años, sólo ha tenido un ejercicio de ligeras pérdidas. El final de año ha sido trepidante, con una subida desde los 14 hasta los 21 euros, en la que ha pasado desapercibida la salida del Ibex 35. El mercado ha estado celebrando la adquisición de la red de transporte de Iberdrola por 739 millones de euros, que elevará la deuda de la compañía hasta los 2.800 millones de euros. Elevar los compromisos financieros no es un problema para Red Eléctrica, ya que al estar garantizados sus ingresos, cuanto mayor es la inversión en red mayor es el negocio.
El problema en REE es que se invierte como si se tratase de un bono, y en los precios actuales está dejando de ser competitivo el título por rentabilidad por dividendo frente a la deuda. Por otro lado, por encima de los 18 euros se está pagando un PER a diario gratis(número de veces que el beneficio está recogido en el precio de la acción) 2005 superior a las 16 veces, tres puntos por encima de la media de mercado.
Este multiplicador es exigente aunque las firmas de inversión estiman mejoras del beneficio en torno al 12,5% durante los dos próximos ejercicios. Por valoraciones, los expertos sitúan el precio objetivo de consenso en torno a 18 euros, pero hay que tener en cuenta que éste en septiembre estaba en 14 euros.
El cuadro bursátil de Enagás es casi calcado al de REE. Aunque en este valor se está produciendo una vuelta atrás por la presión de papel que se viene encima. El Gobierno ha decido una limitación accionarial por la que un propietario no puede controlar más de 3% por lo que BP (que controla el 5%) y Gas Natural (25%) deberían proceder a desinvertir.
No brilla tanto el ladrillo
El sector constructor ha sido una balsa de tranquilidad para los accionistas del mercado de valores desde que estalló la crisis bursátil. Desde su salida a bolsa en 1999, Ferrovial ha doblado su valor en bolsa y es la constructora que mejor lo ha hecho en el parqué. Pese a que la empresa de la familia Del Pino tuvo un complicado inicio bursátil, cuando llegaron los años de vacas flacas al parqué se erigió en un valor con capacidad de dar alegrías constantes.
Ferrovial se ha convertido en la compañía del sector en la que más aporta la actividad no constructora.
En 1996, sólo el 2% de las ventas correspondía a actividades recurrentes carta a los reyes, esto es concesiones de autopistas y servicios, y ahora más del 40% de la facturación proceda de estas actividades. La compañía tiene proyectos empresariales apasionantes, con la participación mayoritaria en la concesión de autopistas de mayor longevidad en bolsa: Cintra.
¿Pero no es un tanto arriesgado pagar más de 15 años beneficios por una compañía cuyo rentabilidad por dividendo es de sólo el 1,5%? La duda es razonable, pero para quienes han emitido informes desde finales enero, Merrill, UBS, Kepler, Cheuvreux y Citigroup, han situado el precio objetivo por encima de los 50 euros.
Metrovacesa es el claro ejemplo de valor que ha sabido nadar contracorriente. Ningún título dentro del Ibex 35 ha tenido una apreciación tan negativa en el último año y, sin embargo, ha establecido nuevos máximos consecutivos. Curiosamente, las valoraciones de las firmas de inversión no han ido persiguiendo al título, y desde hace medio año, el consenso apenas supera los 31 euros, aunque el título ha sido capaz de superar los 40 euros.
El alto endeudamiento de la compañía es una fuente de preocupación. Metrovacesa cotiza a más de 15 veces EV/ebitda (capitalización más deuda neta en relación al beneficio bruto de explotación), el doble del cociente al que suele ser atractiva una compañía.
En el caso de Altadis, la posibilidad de un movimiento corporativo ha llevado al título hasta máximos históricos. Sin embargo, la compañía no presenta ratios desbocados, con un PER en línea con el del mercado (13,5 veces); una rentabilidad por dividendo superior al 8%; y un EV/ebitda de 8,8 veces. Un cuadro bursátil que no hace recelar, pese a que el título lleva cinco años al alza. Sí es para hacerlo en Abertis, en la que el PER supera las veinte veces; la rentabilidad por dividendo no llega al 3%; y el EV/ebitda de 11,5 veces.
Desde que pinchó la burbuja tecnológica, la foto de los valores con una elevada política de retribución al accionista ha cambiado mucho.
A comienzos de 2003, un trimestre antes de que se iniciase la recuperación bursátil, hasta veinticinco valores de la bolsa española ofrecían una rentabilidad por dividendo superior al 4%. Se daba la circunstancia de que un valor señero como Endesa incluso superaba el 6%.
Hoy, sólo Europistas, Endesa e Iberdrola superan la barrera del 4% de rentabilidad por dividendo, y también dos compañías que hace unos años hubiesen escamado en una selección de valores con alta rentabilidad por dividendo: Telefónica y TPI. Dos valores que eran claros exponentes de la nueva economía se han aferrado hoy a la esencia de las tradicionales concesionarias de autopistas y compañías de servicios públicos que tanto valora el inversor de largo plazo.
Telefónica se sitúa a la cabeza de la rentabilidad por dividendo, si al pago de 0,5 euros por título que tiene comprometido, se suma un 4% de devolución de la autocartera a modo de dividendo en especie.
Por su parte, TPI se ha puesto a la cabeza entre las compañías que mayor porcentaje destinan a sus accionistas de lo que ganan, por encima del 90%.